Estimados
hermanos, en estos días en los que solíamos conmemorar una fecha de gran
significancía no solo para el mundo cristiano, sino también, para el mundo
entero, unos reflexionando en la armonía del hogar y otros afortunados viajando,
atravesamos uno de los vía crucis más graves de la historia, por la amenaza a
la vida de buena parte de la humanidad, como por los graves efectos económicos
que implica.
Entre
las dramáticas consecuencias de la aparición del nuevo tipo del virus corona
SARS-COV-2 está el establecimiento de las cuarentenas en casi todo el mundo lo
que recesa las economías.
En
los países desarrollados se tienen sistemas de seguro de desempleo donde por 4
meses a 2 años, se pagan entre el 60 a 70% del salario que se venía ganando con
lo que las cuarentenas no los afecta mucho. Adicionalmente los gobiernos han
establecido pagos de hasta $ 12000 en EEUU, 1640 euros mensuales en Irlanda y
así en muchos países, para los que se queden sin ingresos durante la
cuarentena.
En
el Perú la cuarentena, si bien necesaria, es trágica para millones de peruanos.
La PEA peruana es alrededor 17 millones de personas. La PEA informal casi 70%.
Al establecerse la cuarentena esos 12 millones de peruanos dejaron de tener
ingresos. El gobierno solo dio bonos para 3 millones de personas. O sea,
MARGINÓ a 9 MILLONES la gran mayoría de ellos ya deben haber agotado sus
escasos ahorros. Otros ya pasan hambre pues ya no tienen nada de dinero para
comprar.
Si
bien el gobierno anuncio que se va a extender a 700 mil de trabajadores
independientes, los bonos debería extenderse a TODOS esos humildes peruanos que
están siendo terriblemente afectados.
No
es un problema solo de solidaridad, es un problema de elemental JUSTICIA y EFICIENCIA. Son
los grandes afectados por el establecimiento de la cuarentena. Los que de
alguna forma somos beneficiados por la cuarentena, los que formamos parte de
los grupos de mayor riesgo, mayores de 50 años, sobre todo los que no tienen
que trabajar por la cuarentena y seguimos percibiendo nuestros salarios,
deberíamos compensar a los que están perdiendo más con la inamovilidad social.
Más aún los altos funcionarios del sector público que ganan más que el
Presidente de la República. El éxito de la cuarentena depende de que la gente se quede en sus hogares y no salga así no mas. La falta de ingresos hará que muchas personas busquen el la calle los ingresos que ahora no le llega en bonos de parte del gobierno por la marginación que se le está haciendo y es uno de los más grandes riesgos que enfrenta el combate al covid-19.
La
recesión disminuyó fuertemente la demanda laboral y ya redujo no solo el
empleo, sino también fuertemente los salarios en el sector privado, lo que se
agravará en los meses siguientes y no se recuperarán en varios años.
No
olvidemos a nuestros hermanos, sobre todo en estos días de la Semana Santa en
la que recordamos el gran sacrificio de Jesús quién entregó su vida por
nosotros.
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